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El Relato
20 Gennaio 2025
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El Relato: Teatro Sagrado y Devoción en la Tierra de Apulia
En la tierra de Apulia, donde lo sagrado se entrelaza con lo humano en una danza milenaria, la Semana Santa se convierte en un grandioso teatro al aire libre. Aquí, entre callejones antiguos y plazas soleadas, se despliega un relato compuesto por gestos, símbolos y tradiciones que hunden sus raíces profundamente en la historia.
Al amanecer del Viernes Santo, en muchas localidades de la región, se vive el drama del encuentro entre la Madre y el Hijo. En San Severo, las procesiones se acercan sin tocarse, separadas por la cruz que se alza como símbolo del inexorable destino divino. En Bisceglie, en cambio, el "beso" entre la Virgen de rostro joven y Cristo sufriente bajo el peso de la cruz se convierte en un momento de desgarradora belleza, mientras los gritos de dolor se mezclan con los aplausos emocionados de la multitud.
El teatro sagrado se enriquece con personajes vivientes que dan cuerpo a la historia de la Pasión. En Roseto Valfortore, la representación fluye por las calles como un río de fe, donde estatuas e intérpretes se alternan en una coreografía perfecta: la Verónica, el ángel consolador, los soldados romanos, Simón de Cirene, todos siguen un guion no escrito pero impreso en la memoria colectiva. En Martano y Maglie, los cuadros vivientes transforman las calles en escenas bíblicas, donde pasado y presente se funden en un único suspiro de devoción.
Las cofradías, guardianas seculares de estos ritos, guían cada momento con solemne precisión. Los "pappamusci", "bbubbli bbubbli" y "perdoni" avanzan con pasos lentísimos, con el rostro cubierto y los pies descalzos, en un ritual que alcanza su máxima expresión en Francavilla Fontana. Allí, los penitentes se arrastran bajo el peso de enormes cruces de madera tosca, en una manifestación de fe que toca las fibras más profundas del alma.
En Taranto, la ciudad de los dos mares se detiene para acoger procesiones que se han convertido en el emblema de la ritualidad pascual de Apulia. Desde la medianoche del Jueves Santo, cuando la Addolorata desciende por la escalera barroca de San Domenico, hasta el amanecer del Sábado Santo, la ciudad vive suspendida en un tiempo sagrado, marcado por los pasos lentísimos de los "perdoni" y las melodías fúnebres que se convierten en la banda sonora del dolor universal.
La presencia de los encapuchados en las procesiones de Taranto, Andria, Trani, Troia y otros pueblos, aunque rememora antiguas prácticas penitenciales, hoy expresa una espiritualidad renovada, donde el sacrificio personal se convierte en testimonio de fe compartida. Las procesiones de los Misterios, herederas de las representaciones sacras medievales, involucran a comunidades enteras: en Valenzano, cuarenta grupos escultóricos narran la Pasión, mientras que en Molfetta, las esculturas del Seiscientos napolitano, revestidas del precioso "estofado de oro", deslumbran con su desgarradora belleza.
Momentos únicos se viven en San Marco in Lamis, donde las "fracchie", enormes conos de madera ardiente, iluminan el camino de la Addolorata, transformando la noche en un escenario sugestivamente dantesco. Las reliquias de la Pasión –como las Santas Espinas de Andria y Giovinazzo, o el Santo Madero de Barletta– añaden sacralidad a estos momentos, mientras que en los pueblos de la Grecìa Salentina, los antiguos cantos en griko narran el dolor de Cristo y de la Virgen, preservando una tradición lingüística y cultural milenaria.
Cada ciudad, cada pueblo de Apulia contribuye con su propia voz a este gran relato de fe: desde las representaciones vivientes en las gravinas de Ginosa, que evocan escenarios bíblicos, hasta los cantos de la Pasión del Salento, verdadero "Evangelio de los pobres" transmitido oralmente. Son expresiones de una religiosidad popular que, aunque los tiempos cambien, mantiene intacta su capacidad de tocar el corazón y el alma de quienes participan, ya sean creyentes o visitantes.
Es un patrimonio inmaterial que Apulia guarda celosamente, donde cada gesto, cada canto, cada oración cuenta una historia de fe que se renueva año tras año, en un abrazo entre el cielo y la tierra que sigue emocionando y sorprendiendo.
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